Smiley es la mejor comedia catalana del año. Clua ha escrito unas escenas divertidamente milimetradas, unos diálogos redondos (y ya de paso, unos monólogos simpáticos y brillantes). Una estupenda comedia que nos sirve a la vez para dejarnos muy claro que los mecanismos de la guerra de sexos que tantos frutos les dio a los grandes guionistas del Hollywood clásico no entienden de sexos y funcionan igual de bien cuando los trasladas al Gaixample.