El autor introduce en la pieza temas religiosos, sentimentales, políticos e incluso históricos, demostrando una gran eficacia en la elección de las frases que sitúan los conflictos, exhibiendo habilidad para introducir chispas de humor y, cuando toca, poniendo sobre las palabras una poética cautivadora. Clua es contundente en la definición de los personajes. Preciso en los diálogos, en los que nada sobra. Y brillante en la manera de cerrar la obra.